24 dic 2013

grandes y pequeños cambios


A veces en terapia nos sorprenden grandes cambios en la vida del cliente, dejar un trabajo con el que durante años nos esclavizábamos para dedicarnos por fín a una labor más vocacional, romper una relación agotada desde hace tiempo, independizarnos de nuestros padres, iniciar una relación de pareja después gran tiempo en soledad, atrevernos a experimentar con nuestra sexualidad superando miedos y pudores, marchar del país donde residimos para vivir en otro distinto atendiendo a la llamada de una intuición o un deseo poderoso. A veces varios de ellos se acumulan provocando en poco tiempo grandes transformaciones en nuestras circunstancias personales.  Son cambios espectaculares y llamativos en la existencia del cliente, como flores que germinan hacia fuera visibles por todos los que forman parte de su circulo cercano. Parece ser que estos cambios en alguna medida demandan cierto motor que los impulse, es decir el paso a la acción.

Existen otros cambios menos llamativos pero apreciables si uno se afina en la observación de lo pequeño.  De pronto nos escuchamos y nuestra voz nos sorprende con nuevos matices que se incorporan con naturalidad a nuestros registros habituales. Un día sin aviso nuestra respiración se transforma y es capaz de relajarse ante un acontecimiento que antes nos superaba. Podemos observarnos caminando más arraigados y somos capaces de sostener la mirada del amigo o del enemigo donde antes la evitábamos, percibimos como nuestra mente se aquieta o como nuestros juicios disminuyen. Ser conscientes de todas estas circunstancias desencadena en nosotros otro pequeño gran cambio: ganamos en presencia.  Diríase que estos cambios ocurren así, en silencio, sin que uno tenga que hacer mucho para provocarlos, son la consecuencia silenciosa de un proceso de crecimiento, se hacen solos.  

Estas otras flores germinan hacia dentro, forman parten del jardín privado de cada ser aunque su aroma puede ser compartido si decidimos ofrecer esa presencia al mundo, también si desde fuera, al tomar lo que la vida despliega ante nosotros, perseveramos en la delicada atención de lo sutil.
 

Jose Fco. Martínez

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