4 feb 2014

la verdad


La verdad os hará libres dice Jesús en los Evangelios.

En Gestalt asimilamos el término verdad al de transparencia.  

En el camino que nos lleva a ponernos en contacto con los otros desde la autenticidad, decimos a alguien: lo que me ocurre contigo es que me irrito cuando llegas tarde, que me gustas, o que he dejado de amarte. Es decir me hago transparente con lo que me está pasando en consonancia a determinada situación o relación.   

Esta autenticidad no puede existir si antes no miramos hacia dentro y descubrimos que existe una verdad que tiene que ver con nosotros mismos, con deshacernos del autoengaño y ponernos en contacto con lo que somos, o lo que nos pasa.
 
A veces esta verdad íntima, nos dirige directamente al miedo, la vergüenza, la frustración o al dolor.
La perseverancia y la fe que nos lleva a estar en contacto con nuestra verdad es un movimiento arriesgado y a su vez sanador que nos transforma en adultos y nos hace crecer. 

Un cuento de Alejandro Jodorowsky nos ayuda a entender  lo que la devastadora fuerza de la verdad puede hacerle a nuestro ego.

la fuerza de la verdad

Un guerrero se encontró frente a un monstruo de piel invulnerable. Le disparó una flecha que no le hizo más efecto que una picadura de mosquito; cargó contra él con su lanza, que se rompió sin siquiera hacerle un rasguño, le golpeó con su hacha, que se hizo trizas del impacto; recurrió a su espada, que voló hecha pedazos. Ni sus patadas ni sus puñetazos o cabezazos tuvieron el menor efecto sobre la bestia. No hubo manera. El espantoso monstruo, levantando al guerrero, le dijo entonces:

-Estás derrotado. Voy a devorarte.

-No cantes victoria antes de hora. Cuando esté dentro de tus entrañas, te envenenaré.

-¿Y con qué piensas envenenarme? le preguntó el monstruo.

-Con la verdad.

Alejandro Jodorowsky